lunes, 29 de mayo de 2023

Vacío y soledad

Todo empezó un mes atrás, aunque en realidad ya había comenzado algunas semanas antes, pero oficialmente hace un mes fue que dije “sí” y los problemas comenzaron.


Muchas de estas emociones las mantuve guardadas y celosamente resguardadas para no quebrarme, pero el día en que todo cambiaría llegó.


Yehu llegaba 30 minutos tarde a nuestra salida, yo lo justificaba y minimizaba, pasamos una velada en donde los temas de conversación no faltaron y regresé feliz a casa.


En la siguiente salida Yehu me hacía la clásica pregunta “en qué plan estamos saliendo?” y yo no podía creer que alguien me preguntara eso, es decir, a todos les encanta “fluir” cuál ríos por su fobia al compromiso, pensé que esto era un buen indicio, pero aceptar ser salientes fue mi peor error, especialmente cuando pasé por alto la siguiente frase “pero si no funciona no me odies”.


Con sorpresa le respondí que por qué lo odiaría si el ser salientes no funciona, “ni que me fueras a ghostear o subieras una historia besando a tres” le respondí. 


Los siguientes días fueron terribles para mi ansiedad, los mensajes me los respondía casi al día siguiente o a veces a los dos días, si le pedía algún consejo me dejaba en visto mientras subía 20 historias de su salida. Aún así yo me aferraba a la conversación en donde me preguntó qué somos, “nada es real, todo es producto de tu imaginación y ansiedad, Arturo” eso me repetía cada vez que sentía que las cosas con Yehu iban por mal camino.


Los días pasaban y la actitud seguía igual, o peor, un fin de semana ya lo tenía copado de planes y al siguiente me dijo que solo tenía dos horas para vernos, algo que estúpidamente acepté.


Una noche antes del día de vernos le pregunté si podíamos almorzar juntos o si lo veía directamente a la hora que me dijo, en ese momento sin darme cuenta me había vuelto alguien sumiso de él, esclavo de sus tiempos y humores. 


Yehu me contestó “lo siento, no voy a poder” así sin más, le pregunté la razón y me dijo “estoy cansado”, le pedí hablar por teléfono y me volvió a responder “hoy no, estoy cansado, no tengo ganas”. No entendía qué pasó con el chico que me preguntaba lo que somos, que me decía que no quería solo fluir, que me dijo que no me iba a ghostear.


Pero luego recordé su otra frase “si no funciona no me odies” y entendí todo, comprendí que todo lo que dijo esa noche fue un impulso, que tal vez simplemente se sentía solo e intentó llenarse conmigo, pero ya se había aburrido y no sabía cómo sacarme de encima.


Lo enfrenté, le pregunté qué tenía y me dijo “pero si solo somos amigos, yo no te ofrecí nada”, en ese momento no podía creerlo, prácticamente me dijo que todo fue producto de mi imaginación. 


Le increpé diciendole que por qué hizo todas esas preguntas y me contestó con otro hecho que solo ocurrió en su cabeza “pero si antes de salir de chilis te dije que no esperes nada porque somos amigos”. Creo que ni a los 20 me pasó algo como esto, le dije que ahora entendía su frase de no odiarlo y ese fue el final de la conversación.


Me la pasé llorando toda esa noche, no solo por él y por los escenarios que había creado en mi cabeza, sino también por lo tonto que me sentía por haberme dejado engañar de esa forma tan de colegial a mi edad, tenía mucha verguenza. 


Con los días todo mejoraba, aunque aun me sentía dolido y más inseguro que nunca hasta que de pronto y de golpe llegaba Andy.


Un match en tinder a la 1 pm con un mensaje que no leí, una notificación de un nuevo follower en instagram a las 2 pm y una conversación a las 4 pm en donde Andy me decía para entrenar juntos ese día en la noche.


Mientras pasaban los minutos pensaba, realmente quiero conocer a alguien ahora? y mi deseo de que me cancele aumentaba, pero finalmente no ocurrió y llegó. En vivo se le veía mucho más guapo que en fotos y también más corpulento, me puse nervioso, pero la conversa venía bien, él hablaba mucho y también preguntaba mucho, eso me hacía sentirme en confianza.


Luego mientras entrenabamos me preguntó “crees que hayan otros chicos como nosotros cuya primera salida sea en el gimnasio?”. Yo herido y estúpido sonreí por dentro y dije “bah, un chico así no puede querer algo conmigo”.


Mientras caminabamos saliendo del gimnasio nos pegabamos el uno al otro, no quería darle importancia a nada y solo me repetía que estaba contento de tener un nuevo amigo.


Mi mente estaba en calma hasta que otro día me escribió diciéndome que era muy guapo y conversador y que quería volver a verme, en ese momento intentaba controlar mi imaginación, pero él me dijo para salir y todo empeoró.


Pasamos casi toda la noche juntos conversando, bebiendo y luego haciéndolo. Para mi era hermoso poder estar abrazados en su cama viendo videos en su celular y conversando, me sentía acompañado y ese era el problema, mi sensación de soledad.


Antes de irme le pregunté por sus planes del sábado, grave error, y quedamos en vernos. Las siguientes horas mi mente ya iba a mil por hora imaginando como seria esa salida y las siguientes, pero el error siempre es esperar algo de la gente y como ya adivinan, el mismo sábado me canceló casi al mismo estilo de Yehu.


Me sentía ansioso, solo, sin amigos, quería detener mi mente así que salí yo solo a dar una vuelta por Miraflores, compré algunos libros, comprar siempre llena los vacíos, y volví a casa con mayor calma, pero vi un mensaje de Andy que decía “no te molestes conmigo :(“ y una pequeña parte de mi se quería ilusionar otra vez.


No fue su culpa, si bien me dijo algunas frases que pueden emocionar a alguien que se siente solo como yo, en sí él no me había ofrecido nada, no podía enojarme con él, pero sí podía alejarme.


Es actitud ya la conocía, cancelar a última hora sin razón alguna, publicar que te vas a otro lado o poner que buscas planes, dejar en visto los mensajes durante horas hasta que yo volviera a escribir, todo eso es desinterés y no podía creer que me estuviera pasando otra vez y tan seguido y peor aún, sin haberlo buscado porque Andy llegó de casualidad.


Todo el domingo me sentí vacío, me sentí solo, siempre quise tener un grupo grande de amigos para hacer todo juntos, y alguna vez lo tuve, pero ya no existe más. Intenté ver a alguien el día anterior para despejarme, pero todo estaban ocupados.


Siempre quise un novio, y lo admito así me juzgues, porque sentía que él sería quien me fuera a acompañar a todo lo que quisiera hacer. Ir al cine a ver la película que a nadie le gusta? Voy con mi novio. Ir al restaurante nuevo que sale en instagram? Voy con mi novio. Me regalaron un pase de 5 días en mi gimnasio? Llevo a mi novio. Me gano entradas para el teatro? Llevo a mi novio, él siempre estará disponible para mi.


Pero la realidad no es así, no tengo novio y ese vacío que siento, esa soledad, la debo llenar yo  y no mis amigos o un chico. La realidad es que todos son egoístas con su tiempo y mi problema es siempre esperar que los demás hagan por mi lo que yo haría por ellos.


Será que algún día dejaré de sentir este vacío? Ojalá la terapia me ayude.